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Volvía a la playa como otro verano más, a ese pequeño apartamento, a esa pequeña costa rodeada de rocas, césped y sol.

Siempre me había gustado ir, pero este año había algo diferente en todo, iba sola.

Y siguiendo la rutina, entré rápidamente para soltar mi maleta en esa habitación, en aquella donde compartimos tantos secretos, tantas noches...Me sentía tan extraña al no sentirlo cerca insistente de que juntáramos las dos pequeñas camas.

Rápidamente me tumbé nostálgica y comencé a recordar:

-No entiendo que le ves de malo pasar algunas noches juntos.

-No tiene nada de malo, el problema eres tú.

-Bueno, eso lo puedo arreglar rápidamente...

-¡Ni lo intentes!

Sonrió y me sacó agarrándome fuertemente por el amplio ventanal hacia esa arena, donde todos los veranos, despertaban nuestros sentidos.

¡Quería volver a estar con el! Pero ese solo era otro sueño...Un sueño que alguna vez se hizo realidad, un sueño de esos que no disfrutas y cuando se van, lamentas su marcha.